La Conferencia Internacional de la Asociación de Alzheimer que se llevó a cabo en Londres el 20-7-17, notificó que más de un 30% de los casos de demencia se podrían evitar si se cuidaran ciertos factores del estilo de vida.
Para jerarquizar su importancia y por comparación, si se pudiera soslayar el principal factor de riesgo genético del Alzheimer (el alelo ApoE4) la cantidad de pacientes sólo se reducirían un 7%.
Por lo tanto, aunque existen factores que no se pueden controlar –como la edad o los genes– sí existen otros que pueden reducir el riesgo de padecer un deterioro cognitivo al mantener algunos hábitos saludables.
La demencia es una enfermedad que aparece en edades avanzadas, pero los cambios incipientes en el cerebro empiezan a desarrollarse muchos años antes. Esto implica que los factores de riesgo se deben atender a lo largo de toda la vida y no sólo cuando se acerca la mayoría de edad.
Los hábitos saludables se pueden dividir en dos grandes grupos.
Por un lado y desde jóvenes, aquellos que favorecen el desarrollo intelectual, a tal punto que, según las estadísticas, si todos los adolescentes estudiaran por lo menos hasta los 15 años de edad se podrían prevenir 1 de cada 12 casos de demencia en el mundo (lo cual vincula la pobreza con la demencia).
Lo mismo ocurre si se mantiene desde joven una vida social activa ya que permite sostener o aumentar la llamada reserva cognitiva (o capacidad de resistir el deterioro de las neuronas).
El segundo grupo de hábitos saludables engloba a todos aquellos que favorecen la buena circulación sanguínea en el cerebro y la dieta, que coinciden en gran parte con los que previenen las enfermedades cardiovasculares.
El aumento de la circulación sanguínea durante el ejercicio es una razón poderosa para realizarlo ya que la actividad física facilita el desarrollo de nuevos vasos sanguíneos cerebrales, en especial en el hipocampo, uno de los centros claves para tener buena memoria. Investigaciones en animales han demostrado que el ejercicio podría inducir la creación de nuevas neuronas.
Mantener la presión arterial en límites normales también resulta un recurso importante contra la deficiencia cognitiva.
El Centro Rush para la enfermedad de Alzheimer precisó que los hipertensos “también tenían más nudos de proteína tau, otro sello distintivo del Alzheimer que tiende a aparecer más tarde en la enfermedad”.
Se sabe que la disminución de 140 a 120 mm Hg de la presión arterial máxima “reduce en un 25% los eventos cardiovasculares y en un 27% el riesgo general de muerte”.
También se presentó “la primera confirmación sólida de que bajar la presión sanguínea reduce el riesgo tanto del deterioro cognitivo leve como de la demencia probable”.
Una dieta con una alta ingesta de verduras, legumbres, frutas, cereales, pescado y grasas insaturadas –aceite de oliva– junto a una baja ingesta de carne, pollo y cantidades moderadas de alcohol ayudan a prevenir las demencias.
Conviene ingerir alimentos de bajo índice glucémico para mantener normal el nivel de insulina ya que su aumento dispara la secreción de cortisol que también “oxida” el hipocampo.
Para más información: Clarín